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Donde algo fluye, algo se estanca

Libro Cambio Climático

Dra. María Alejandra Osorio Olave*

Dentro de la colección de libros colaborativos editados por la UAM, la temática de medio ambiente era una asignatura pendiente. La propia naturaleza de las ediciones anteriores –Adiós TV. El final de la televisión analógica, 43, Migración 2.0, Ser mujer en Latinoamérica, Coronalibro– respondió a cuestiones urgentes del pulso social, cultural y político en coyunturas muy precisas que requerían la visualización de una voz colectiva a un momento histórico particular, como la llegada de Trump al poder y su promesa de un emblemático muro fronterizo, la agudización del movimiento 8M a la luz de una ola de violencia feminicida en la región o el parteaguas que implicó la pandemia por COVID a nivel mundial. Frente a dichos torbellinos sociales, la temática medioambiental pareciera quedar subsumida, sin embargo, al hojear las páginas de estas ediciones queda muy claro que estuvo presente en todos aquellos momentos: el uso de la tecnología en cuanto a su producción y desecho, el trabajo y el ritmo implacable del consumo de todo tipo de bienes y servicios en las grandes urbes, así como la vida mediada por los límites ficticios de fronteras impuestas por grandes corporaciones. Son todos temas medioambientales.

Si bien el activismo que busca crear conciencia sobre el impacto que el hombre, sus desechos, tecnologías y modos de vida no sustentables tiene sobre el medio ambiente encuentra sus primeras preocupaciones en la cultura occidental en ensayos como el de Thomas Robert Malthus “Un ensayo sobre el principio de la población” de 1798, y el emblemático ensayo “Nature” de Ralph Waldo Emerson de 1836, no es sino hasta el siglo xx cuando un número significativo de activistas comienza a pujar por políticas medioambientales claras (1). De manera más reciente, el constante trabajo de visualización de organizaciones como Greenpeace y líderes jóvenes y mediáticos como Greta Thunberg, así como el activismo de líderes indígenas amazónicos como Alessandra Munduruku –quien este 2023 ganó el Premio Goldman por su resistencia a la minería en Brasil–, han puesto la agenda medioambiental en los medios de comunicación y sobre todo en las conciencias de los más jóvenes (2).

Para todos aquellos detractores del cambio climático, basten los desastres naturales como huracanes, ciclones, deslavamientos y aluviones de los últimos 20 años que han cobrado la vida de 1.35 millones de personas, según datos de las Naciones Unidas. A este dato, también dice la ONU, hay que agregar que el 90% de dichos decesos se encuentran en países de ingresos bajos o medios. Robert Glasser, representante especial de Naciones Unidas para la Reducción de Riesgos de Desastres comenta:

Hay una clara conexión entre el estatus socioeconómico de un país y la pérdida de vidas asociadas con los peligros y fenómenos que los golpean. La ironía, sin embargo, es que los países que menos contribuyeron al cambio climático son los que sufren una mayor pérdida de vidas (3).

Si la relación entre la sobreexplotación de recursos naturales, como la excesiva tala de árboles y dichos fenómenos no es evidente, no es por falta de claridad al respecto, sino por la desmedida ambición económica de grandes y codiciosas compañías. En el periodo 1976- 1995 ocurrieron 3,000 sucesos naturales atribuidos al cambio climático, incrementándose a 6,400 entre 1996 y 2015.

La huella humana en el medio ambiente y su ecosistema es penetrante y no restaurativa, bien podemos recordar las imágenes de la pandemia: al retirarnos de gran parte de la vida pública, los animales poco a poco poblaban nuevamente las ciudades. Así de intrascendentes somos para la vida no humana, posiblemente la peor plaga. ¿Qué sería sin nosotros del medioambiente? Pero también ¿quién testificaría de lo bien o mal que está el medioambiente, sin nosotros? La brillante edición de las fotografías en este libro nos permite establecer diálogos por el contraste de los discursos: donde algo fluye, algo se estanca, pero también por analogías: los humanos como abejas, los caminos como rayos, los glaciares como manchas de petróleo. A veces son las formas lo que guía la edición y la mirada, a veces son los colores. Pero de manera profunda, esta obra hace pensar en las relaciones que se establecen donde la huella humana es desastrosa sobre el medioambiente. Me conmueven las mujeres nadando a través del sargazo, mientras otras ríen mirando revistas de moda en las pilas de basura, así mismo, en otra imagen, se erige un espacio limpio y ordenado, confinado apenas por unos palotes donde cuelgan alfombras que hacen las veces de paredes en un escampado lleno de basura y desechos. Debemos recordar que al igual que los libros que lo preceden, es un libro realizado por convocatoria abierta a través de redes sociales. Presenta las grandes preocupaciones de esta generación sobre el estado del mundo y la conflictiva herencia a restaurar. También testifica la toma de conciencia y el dolor por esta huella: como si la Tierra fuera un cuerpo que sistemáticamente rasgamos y herimos hasta que comenzó a pronunciarse, primero en voz baja y, últimamente, de manera desesperada.

Me quedo con el diálogo contundente de una de las imágenes centrales, en donde vemos a una mujer indígena que maniobra su barca a través de una selva observándonos fijamente. En contraparte, encontramos una pintura callejera con todas las reminiscencias a la publicidad de Coca-Cola, en la cual un personaje con pasamontañas y sombrero campesino toca una guitarra mientras el texto enuncia: toma conciencia.

1 https://environmentalhistory.org

2 Penosamente en el caso mexicano resalta la cantidad de asesinatos impunes contra activistas medioambientales, los cuales suman más de 80 en lo que va del sexenio (de 2018 a 2023). https://es.mongabay.com/2023/04/asesinatos-violencia-contra-defensores-del-ambiente-mexico/#:~:text=En%20los%20cuatro%20años%20de,defensoras%20ambientales%20han%20sido%20asesinadas

3 https://news.un.org/es/story/2016/10/1366641

* Profesora-investigadora, Departamento de Ciencias de la Comunicación, División de Ciencias de la Comunicación y Diseño, UAM Cuajimalpa.